Como una farola oriental de mística apariencia
con un fuego sensual de perenne flama
oculto en la corrección de perfecta dama
en derredor suyo todo incendia.
Y cual una polilla nocturna
vuelo atraído por sus luceros:
Cegándome cuando me acerco a ellos
Extrañándoles cuando falta la luna.
Aún sabiendo que su afecto esta muerto
no le atemoriza tanto a mi cuerpo
la posibilidad de morir entre sus llamas,
como las ansias de arrojarme a ellas.
(Revolcándo cosas viejas encontré este poema que escribí hace siete años... hay que ver cómo pasa el tiempo, que ya ni recuerdo por qué lo escribí...).
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